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La marca

febrero 6, 2010

-¿Dónde hay que firmar?

Estaba decidido. No confiaba en ese hombre, pero no podía hacer otra cosa llegados a este punto. Si lo rechazara ahora, me quedaría para siempre con la duda de si hubiera sido mejor hacerle caso; además, como ha dicho antes, puedo volver atrás. El precio a pagar es insignificante, ¿qué otra relación tan especial podría darle con una persona que no fuera Lalia? Es imposible que algún día pueda tener otra relación así de especial de la cual me cueste desprenderme. Mientras yo intentaba justificar la decisión que acababa de tomar en mi cabeza, el misterioso hombre sonrió, levantó su mano, y chasqueó sus dedos. Todo fue volviéndose oscuro poco a poco y yo me sentí caer y caer en un pozo sin fondo, a medida que iba perdiendo la consciencia. Sin embargo, antes de desconectarme de la realidad, pude oir al hombre reirse mientras decía: » Ahora, ultimaremos los detalles en mi territorio. Lástima que no vayas a recordar nada de lo que hablemos ahora».

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Me desperté bruscamente por el sonido del despertador golpeándome con fuerza en la cabeza, que la sentía bastante entumecida. Me recosté en la cama apurando todos los segundos que podía para recuperarme levemente del enorme cansancio que tenía. Había tenido el que posiblemente fuera el sueño más extraño de toda mi vida. Lo que aún guardaba era el terror y la aversión que sentía por aquel extraño hombre; su siniestra sonrisa y su risa final todavía me hacía estremecer. Pero no podía entretenerme con sueños extraños si no queria llegar tarde a la universidad, así que empecé a desvestirme, me estiré y me coloqué frente al espejo para ver si estaba muy despeinado. Poco a poco, mis ojos iban ganando visión y despertano también, y cuando bajé la vista a mi pecho, un miedo enorme se apoderó de mi ser: a la altura del corazón, había aparacido, como si de un tatuaje se tratara un extraño dibujo: representaba un corazón, muy ornamentado, con una especie de corona encima suyo, pero tenía algo extraño: el corazón estaba incompleto, le faltaba una sección, dejando un hueco similar al que deja una pieza de puzzle. Sentí como todo mi mundo se tambaleaba. ¿Qué demonios había hecho?

Un comentario

  1. Sigue bien la cosa, aunque en este has escatimado en longitud jaja.



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